¿Por qué confundimos actitud mediadora con habilidad mediadora?

Cuando hablamos de empatía ¿a qué nos estamos refiriendo? ¿a una actitud (empática) o a la habilidad del profesional para utilizar con destreza la empatía en los procesos de mediación?

Se ha discutido mucho sobre este tema, siendo en la actualidad una cuestión pendiente de resolver entre los diferentes autores. Aún así, podríamos indicar que la actitud en mediación sería la condición facilitadora para el aprendizaje y la adquisición de un “Registro de habilidades” que deberá ser utilizado con destreza en la práctica profesional de la mediación. Hablamos de actitud mediadora cuando nos referimos a la predisposición, tendencia, incluso voluntad de escucha, de tolerancia a la diversidad, de no juzgar, de estar dispuesto a ser flexible en nuestras valoraciones y esquemas de pensamientos. 

Gracias a esas actitudes, podremos desplegar un amplio bagaje de habilidades profesionales, que con destreza y entrenamiento suficiente llegarán a convertirse en la llave para muchos procesos de mediación. Así las habilidades básicas en nuestra profesión serían: la empatía, la escucha activa, el manejo de la comunicación no verbal, la multiparcialidad y el equilibrio de poder, la asertividad, la legitimación, la neutralidad y el humor.