Posted by Alquimia on Abr 28, 2014 in Noticias |
1.- El divorcio o separación no es un problema, el problema está en un “mal divorcio” o en una “mala separación”
Alrededor de 325 parejas se divorcian en España cada día, por lo que es una situación que no es nueva y que podríamos entenderá como parte de nuestra vida. Convivimos con conflictos diariamente que tenemos que ir solventando de la mejor manera posible. El problema está en la incapacidad de ver esta realidad y esta normalización. El divorcio no es un problema, el problema está en su mala gestión. Los hijos pueden superar la situación si sus progenitores cooperan entre sí para llevarla a cabo de una forma no traumática.
2.- “Todos ganan”
¿Porque en el divorcio, uno de los miembros de la pareja tiene que perder y otro tiene que ganar?, y los hijos… ¿también ganan o por el contrario también pierden? El divorcio en mediación, todos ganan. Las rupturas familiares en las que no existen acuerdo se centran en las críticas mutuas y aumentan las tensiones entre los progenitores y los demás miembros del núcleo familiar, pues se basan en la búsqueda de un culpable. En cambio en las rupturas y divorcios de mutuo acuerdo favorecen el dialogo y generan un ambiente más favorable para los hijos/as, facilitando que cada uno asuma mejor la nueva situación. La mediación se desarrolla en el marco de búsqueda de acuerdos comunes.
3.- El divorcio no es sólo un proceso legal.
Un divorcio o separación matrimonial, no sólo es una ruptura de pareja, sino una “camino” que transforma no sólo a los miembros de la pareja sino también a los hijos menores que sufren las consecuencias negativas de una mala gestión del conflicto. En este sentido el divorcio no es sólo un proceso legal, sino que también es un proceso emocional y personal de todos los miembros del sistema familiar. El Juez, los abogados y los agentes judiciales resolverán todo lo referente a las cuestiones legales, pero ¿quién se encarga de gestionar la amalgama de emociones que surge a raíz de la separación? Porque el proceso emocional no termina con la sentencia, la tensión entre los adultos, el sufrimiento de los menores o la incapacidad de poner las bases de una nueva relación como padres y no como pareja, debe desarrollarse y gestionarse de manera adecuada. La mediación te da la oportunidad de llevar a cabo esa transformación personal de la mejor manera posible.
4.- Los hijos no pierden a sus padres
La comunicación del divorcio o separación debe explicarse por los dos progenitores en un clima relajado, de confianza y de cariño. En la transmisión de la noticia se debe dejar claro a los menores que podrán seguir contando con su padre y con su madre, que seguirán siendo queridos por ambos (evitar el sentimiento de abandono) y que no son los culpables de la ruptura (evitar el sentimiento de culpa). Es importante que en un divorcio, no se den falsas expectativas de reconciliación a los hijos e hijas, respondiéndoles en todo momento a las dudas que puedan ir surgiendo, no dejándoles al margen de la situación. En mediación, si el menor tiene edad suficiente, puede participar en alguna sesión y hacerle partícipe del proceso.
5.- Los hijos/as no pertenecen exclusivamente al padre o a la madre.
Custodia no es igual a pertenencia. En un divorcio ambos progenitores siguen siendo imprescindibles en el desarrollo psicológico, emocional y social del menor; soporte fundamental en el crecimiento vital de la persona. Las actitudes de ”posesión” sobre los hijos/as que excluyen al otro progenitor perjudican gravemente a los menores. Es por ello que no se debe nunca hablar mal del padre o de la madre en ausencia de éstos, evitándose siempre actitudes que impliquen desprecio, minusvaloración o desautorización al otro progenitor.
6.- En un divorcio, se separan los padres, nunca los hijos/as
En un divorcio, separación o ruptura de pareja, el vinculo que se rompe es el conyugal nunca el paterno o materno filial. Como consecuencia de la separación, estos vínculos deben seguir existiendo de manera natural, sin importar la ruptura de pareja.
7.- Lo más importante: no utilizar a los hijos/as
Estamos acostumbrados/as a “luchar” utilizando las estrategias emocionales que cada uno considera legitimas. En muchas ocasiones, en un divorcio, separación o ruptura de pareja, se utiliza a los hijos/as como moneda de cambio que alienta esa confrontación emocional. Las tensiones entre los dos miembros de la pareja no pueden ser nunca canalizadas a través de los menores. No utilice a sus hijos/as en el conflicto que le pueda enfrentar con su cónyuge. En mediación aprendemos cómo mantener intactas las necesidades y las prioridades de los hijos/as.
8.- La relación con los hijos/as no debe perder calidad.
Si consideramos una relación gratificante y saludable con los padres como derecho de los menores, no podemos obstaculizar e interrumpir estas relaciones. La inconstancia o la mala gestión de los tiempos compartidos, repercute negativamente en la estabilidad emocional de los hijos/as y les genera graves perjuicios psicológicos.
9.- Tras un divorcio, seguimos teniendo obligaciones compartidas con respecto a los hijos/as.
Las obligaciones como padre y madre deben seguir manteniéndose intactas: diálogo, cuidado diario, tareas escolares, gestión del ocio de los más pequeños, etc… La custodia de uno de los progenitores no será razón para que el otro conyugue no participe en la educación y bienestar emocional de los hijos/as. Es por ello que para llevar a cabo todos estos cuidados, los progenitores tienen la obligación de consultarse y comunicarse de manera honesta, fluida, abierta y regular en las decisiones importantes. En mediación, reabrimos canales de comunicación que facilitan el encontrar puntos comunes y acuerdos que beneficien a todos.
10.- Las nuevas parejas tras el divorcio o separación.
Las nuevas parejas que se forman tras un divorcio o separación conyugal es un hecho constatado y frecuente. Uno o los dos cónyuges rehará su vida sentimental con otra persona y esa introducción de esa tercera persona en la vida de los hijos/as ha de hacerse con tacto y progresivamente, a ser posible cuando la relación esté suficientemente consolidada. El niños/a no tiene que sentir confusión en base a los roles parentales porque una nueva pareja no es otro padre/madre.
CONCLUSIONES
Los enfrentamientos graves en una pareja en una separación o divorcio, será vivida por lo menores como una experiencia traumática y como una perdida, dejando sin duda huella en su desarrollo vital. Desde la mediación, invitamos a todas las parejas que estén pasando por una situación de esta índole que agoten todas las vías de diálogo y de llegar a acuerdos antes de un equivocado proceso judicial contencioso. Sus hijos/as se lo agradecerán.
Leer más